domingo, 14 de julio de 2013

La murga del Paraná

Vamos caminando por la calle Italia, estamos a pocas cuadras del río y un sonido poco a poco se va apareciendo en nuestros oídos si pedir ningún tipo de autorización. Primero se escucha un eco seguido de otro, que no se sabe si es original o se trata de un eco de otro eco, luego, aparece una cosa rara que nos hace mover los píes y no precisamente para caminar, ya al final, cuando nos asomamos a ese paseo enorme del río, descubrimos que se trata de un grupo de instrumentos de percusión sonando a un ritmo muy del norte de Argentina.

Seguimos caminando, pero sin razón alguna, la música para de sonar, ya no se escuchan ecos y nuestros pies vuelven a un ritmo no muy melódico a retomar sus pasos, entonces nos sentamos en un prado y empezamos a tararear muy manuchaosalseramente  "vamos a bailar la murga, la murga del Paraná...murga pa' qui, murga pa' lla esta es la rumba de barcelona" como si fuera muy gracioso el acomodo de letras a una cotidianidad percusionista.

Hoy como de costumbre, volvimos a tararear el mismo tema, aprovechando que en medio de este duro invierno, el cielo por fin decidió despejarse y regalarnos unas cuantas horas de calorcito de 16° a orillas del Paraná, muy argentinizadamente, tres chicas colombianas nos sentamos a cebar mate y a comer galletitas con dulce de leche, ya se iba terminando el agua caliente que cargábamos en el termo, cuando reapareció ese sonido perseguidor que lo impulsa a uno a llegar mas rápido de la calle Italia al río, no tuvimos que pensarlo mucho y nos aventuramos a conocer el origen de esa famosa "murga del paraná" -cantando a ritmo manuchaosalsero-, seguimos caminando atraídas por un extraño imán de sonido y... ahí estaban ellos, formando tres filas con sus instrumentos de percusión a todo timbal, retumbando melodiosamente en nuestros oídos, este grupo de personajes, tocaba y bailaba con una pasión tal, que contagiaba al público que se quedaba entre boquiabierto y saltobailarín disfrutando del espectáculo, todos tocaban mientras bailaban y sostenían además de sus respectivos instrumentos una sonrisa enorme que contagiaba a cada uno de los espectadores, incluyendo niños, perros y bicicletas.


(vídeo de mala calidad captado con celular de aficionado, yo)

La tarde de murga del paraná estuvo bastante divertida, incluso perseguimos al grupo para volverlos a escuchar y luego tener que salir corriendo a recoger a la cuarta mosquetera en la salida del laburo para hacernos bigotes con algodón de azúcar.


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1 comentario:

Anónimo dijo...

Esta entrada está genial!!! qué risa de fotos, y qué ganas de río.