
El evento se convocó una noche de jueves en el bar de una gran amiga, los cantantes pese al nerviosismo que genera una primera presentación individual en vivo, teníamos la mejor energía del mundo, por mi parte, fue un poco difícil pensar en abrir la presentación cantando descalza desde la calle hasta el escenario, pero los masajitos de las compañeras de teatro, la compañía de los rosarinos del piso de abajo, las amigas entrañables de los jueves y un trago de ron fueron suficientes para cortar con el pánico y salir con toda a cantarle a la gente de la pacha mama.
Cantamos algunos temas grupales, de los cuales alguno que otro salió medio raro, pero lo que nos salvó fue la actitud de estrellas por una noche y lo bien que nos entendemos entre nosotros y con nuestra amada profe y músico loco.
Nos comimos el escenario, la noche fue nuestra, nos reímos, saludamos a nuestros acompañantes, especialmente a los míos que llenaban medio bar -por ahí me dijeron que siendo la única extranjera del grupo era la que estaba mas acompañada- y me llenaron de buena energía, realmente me sentí muy querida y muy feliz.
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