Ya iba siendo la una de la mañana, cuando en la radio se escuchó la melodía de Triller y una voz pronunciaba felices pascuas, al parecer, ese sujeto del que hablaban resurgió de las tinieblas sin cicatrizar y con un olor bastante putrefacto, mas zombie que Beatle Juice y mas despistado que Frankestein.
Me lancé a las calles, estuve por más de veinte minutos parada en una esquina mirando lo que ocurría, en esas pasaron frente a mi tres mujeres con el rostro desfigurado por efecto de algún químico, subidas sobre un par de ladrillos cada una, estos bien atados a sus pies para poder dar un par de pasos cada tanto sin irse al piso, del otro lado de la calle, se veía un grupo de hombres que les aullaban cual si la noche de menguante se hubiese convertido en una de luna llena, ellas les respondían con gestos pues no comprendían muy bien su lenguaje.
En medio del escándalo y las caras de estas mujeres, un par de hombres se detuvieron justo en frente mio y no paraban de mirarme, me querían devorar con los ojos, me preguntaron mi nacionalidad y no les quise responder, pues ya se los había dicho todo y no lo habían alcanzado a comprender, además se aproximaba el transportador que me llevaría esa noche a casa.
Subí, y me encontré con un paisaje inhóspito, lleno de alaridos, de ojos desorbitados, de golpes al piso, cabezas salidas por los ventanales, cuerpos sobre cuerpos, fluidos a punto de estallar, gente que subía y bajaba, otros que se preguntaban qué ocurría, incluso vi a ese chico con el que la otra noche salí a bailar un par de temas de música de esclavos pero el desorden que habitaba el lugar impidió que nos saludáramos.
El recorrido se hizo eterno y cuando al fin se empezaron a vislumbrar las calles de mi barrio, apareció el tren en medio de la vía, no se movía para ningún lado, lo único que se movía eran las luces de los autos que querían cruzar la vía y los tímpanos de los pasajeros aturdidos por el ruido de las bocinas que no paraban de sonar, luego de una larga espera, el tren comenzó a moverse, los pasajeros de los alaridos inmediatamente se reactivaron, por fortuna solo restaban un par de cuadras para llegar a casa, así qué me levanté como pude de mi asiento, caminé por entre ellos y sus miradas de canival, hasta que logré llegar a la puerta trasera y descender.
Cuando bajé a la calle, inesperadamente sentí como si no hubiera en la ciudad persona alguna que no fuera yo, pude cruzar las dos avenidas que se ubican frente a mi casa sin la necesidad de mirar para un lado y otro, abrí la puerta de mi casa y todo el ambiente se llenó de un tremendo olor a gas, por poco me desmayo antes de alcanzar a cerrar la llave de paso de la estufa, subí a la buhardilla casi de rodillas y con el corazón en la mano, mas al ver la luna asomarse por la ventana, mi espíritu de mujer lobo se estabilizó y pude irme a soñar con vos.
domingo, 20 de abril de 2014
jueves, 17 de abril de 2014
Haciéndome la cantante

El evento se convocó una noche de jueves en el bar de una gran amiga, los cantantes pese al nerviosismo que genera una primera presentación individual en vivo, teníamos la mejor energía del mundo, por mi parte, fue un poco difícil pensar en abrir la presentación cantando descalza desde la calle hasta el escenario, pero los masajitos de las compañeras de teatro, la compañía de los rosarinos del piso de abajo, las amigas entrañables de los jueves y un trago de ron fueron suficientes para cortar con el pánico y salir con toda a cantarle a la gente de la pacha mama.
Cantamos algunos temas grupales, de los cuales alguno que otro salió medio raro, pero lo que nos salvó fue la actitud de estrellas por una noche y lo bien que nos entendemos entre nosotros y con nuestra amada profe y músico loco.
Nos comimos el escenario, la noche fue nuestra, nos reímos, saludamos a nuestros acompañantes, especialmente a los míos que llenaban medio bar -por ahí me dijeron que siendo la única extranjera del grupo era la que estaba mas acompañada- y me llenaron de buena energía, realmente me sentí muy querida y muy feliz.
domingo, 13 de abril de 2014
Clásico del fútbol rosarino
Nunca en mi vida había visto personas tan extremadamente fanáticas del fútbol como los argentinos, son gente que se entrega con alma, vida y sombrero a las pasiones del fútbol, que no escatiman en gritos dignos de un hospital mental, en cantos desaforados de tribuna de ole ole ole olaaaá, y de remeras emblemáticas de sus equipos por mas que sean de barrio o de las grandes ligas.
Se llegó la primera cita del año entre los dos equipos de fútbol más emblemáticos de la ciudad, por un lado la famosa Lepra del Newels Old Boys y por el otro los eternos Canallas de Rosario Central, el partido se jugó una tarde de domingo en la cancha del Newels cerca al parque independencia, allí, el público sólo podía lucir la remera roji-negra, pues en este país tampoco se salvan los encuentros futboleros de los enfrentamientos entre hinchas en la cancha durante el día del clásico.
Las calles estaban totalmente vacías, por un momento pensé que habían regresado los milicos al poder decretando toque de queda, pero los noticieros no lo anunciaban y no se escuchaba ningún rumor por el barrio, lo único que se alcanzaba a escuchar eran gritos enardecidos, cuando logré descifrarlos, descubrí que no eran más que voces de hinchas fervorosos con ansias de ver anotar un gol a su equipo.
En medio de un silencio, a veces interrumpido por los gritos de los hinchas, de repente se comenzaron a escuchar bocinas de auto a punto de reventar cual si se estuviera en el peor atascamiento vehicular de la historia, y como la curiosidad me invadió salí al balcón de mi casa a ver qué estaba ocurriendo en la avenida, y me encontré con la imagen de filas y filas de autos con banderas Canallas, celebrando el triunfo, ensordeciendome durante horas, pues querían celebrar el triunfo de su equipo, cuya cancha está tan solo a un par de cuadras de mi casa.
Los gritos de "viva central CA-RA-JO", las bocinas ensordecedoras, las motocicletas con escape de aire y las bombas de aturdimiento no pararon hasta muy entrada la noche, realmente, fue un verdadero suplicio, más para mi que no soy la más fanática de ese deporte que alguien un día llamó "el opio del pueblo" y que por largo tiempo me he negado a consumir.
sábado, 12 de abril de 2014
Nostalgia otoñal
Vivir fuera del país en que naciste, sin tu tu padre el cariñoso, el que se pone como un niño cuando te ve a través de una pantalla, ese que no da la cara sino el perfil, para que no notes sus lágrimas en los ojos, pero que de tanto llevarse la mano al rostro se hace evidente el llanto de un viejo que extraña a su niña; y qué decir de tu madre, esa mujer que con casi setenta años de vida, los últimos meses que estuviste en su casa antes de partir te despertaba con un ramito de flores silvestres y un desayuno en la cama, siempre con la arepita redonda y gordita que tanto le gusta a su princesa.
Estar aquí en esta ciudad acompañada por un enorme río, sin las risas, los regaños, las tardes de pelicula, los amores públicos y ocultos, la cerveza en frente de la universidad, sin carimañola de queso con guacamole, sin los famosos atotoyes de Laurita, sin los arañazos de guadalupe cuando estás de visita en su casa, sin las Catas y sus cremas de tomate, por no decir sus grandes recetas, sin su pasión por la música y el teatro; sin las preguntas inteligentes de Vane y esa cosa que la convierte en el mejor pepe grillo de la historia, sin sus invitaciones a ver una película de Hitschcock o de Buñuel en algún club de cine de la universidad; sin los juicios políticos de estos tres personajes porque una vio primero que la otra a alguien sexy especialmente si se trata de un saxofonista, o simplemente porque olvidaste el nombre de algún filósofo.
Continuar con el rumbo de los días sin ver canales para niños, ni enseñarle las vocales a algún Simone que ande por ahí suelto con ganas de saber que con la A se escribe avión y que la naranja se pasea de la sala al comedor, que le gusta inventarse historias sobre monstruos que no existen, acompañado de su eterna camarada madame mim, sus bailes, salidas a caminar y su extraña forma de enseñarle a meditar a un pequeño de cuatro años -ahora de cinco-.
Y se bien que esto se llama la vida en rosario, y que debería estar hablando de los colores de las hojas que se caen de los árboles en este otoño gris, pero ahora solo puedo hablar del efecto que este fenómeno acompañado del frío que avisa la proximidad del invierno produce en mi y me pone a escribir desde la buhardilla desde donde cada mañana se ve por un orificio la salida del sol.
...
Pero no son sólo nostalgias
Sentir que pasan los días, y si bien ellos no están cerca, físicamente aparece su energía y su cariñito en el alma; la soledad y el abandono no se a donde se fueron, pues parece que no soy de su agrado, y si que han sabido demostrarlo, con las compañía de los rosarinos del piso de abajo; las cenas colombianas con un paisa y un par de rolas chifladas; las locas aventuras del trio maravilla, los jueves que se transforman en cualquier otro día de la semana tan sólo con un aguacero y infaltable su puerta gato; las divertidas amigas de canto con sus voces roqueras que cantan folclor, sus romances de otro continente, el manejo excepcional de la percusión y las risas cómplices durante clase; los romeos y las julietas en un mal de vereda crónico; las clases que me han convertido en una abogada cada vez mas incrédula de la ley y de los abogados chupasangre; esas otras clases donde el arte y yo nos conectamos y donde no faltan personas adorables como la mejor profe de teatro que he tenido en la vida; y tantas otras personas, sentimientos y cosas que me hacen sonreír en medio de este otoño gris que por poco me hace caer de la bici esta mañana con sus vientos inclementes repletos de hojas de todos los colores soñados
sábado, 5 de abril de 2014
24 de marzo
Se llegó el día de marchar por las calles de Rosario para exigir verdad, justicia y memoria por los desaparecidos en la dictadura del hoy fallecido amigo del papa Francisco y de todos su secuaces. Se trata de una marcha tradicional que convoca desde partidos de izquierda, derecha y centro hasta a circuitos de payasos anarquistas y padres con sus hijos pequeños.
Para que la marcha inicie debe esperarse al menos una hora, mientras los cuadros se organizan para salir, recuerdo que estábamos en la plaza San Martín, justo al lado de la facultad de derecho, la que en esta ciudad más parece una facultad de derecha; ya no cabía más gente en la plaza, incluso en las calles aledañas había cuadros ornanizandose con sus carteles y cantando sus temas político murgueros del calibre de "ole ole, ole ola, ole ole, ole ola, como a los nazis, les va a pasar, a donde vayan los iremos a buscar, ole ole, ole ola..." -cántese a ritmo de barra brava-.
Yo marché con la izquierda, fuimos todos caminado y cantando por las calles, no como en Colombia donde se grita a pulmón herido insultos al estado, sino cantando como una barra brava muy gaucha temas de dolor, de recuerdo y de repudio, todo ello acompañado de bombos y platillos literalmente, que de tanto repetirlos uno termina aprendiendose, si no es que le pasan cancionero para que se unan todas las voces, en cantos como este:
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Concentración en plaza San Martín con el Frente Popular Dario Santillán |
Para que la marcha inicie debe esperarse al menos una hora, mientras los cuadros se organizan para salir, recuerdo que estábamos en la plaza San Martín, justo al lado de la facultad de derecho, la que en esta ciudad más parece una facultad de derecha; ya no cabía más gente en la plaza, incluso en las calles aledañas había cuadros ornanizandose con sus carteles y cantando sus temas político murgueros del calibre de "ole ole, ole ola, ole ole, ole ola, como a los nazis, les va a pasar, a donde vayan los iremos a buscar, ole ole, ole ola..." -cántese a ritmo de barra brava-.
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Este y muchos otros carteles con exigencias de salud, empleo y educación se vieron en la marcha |
Yo marché con la izquierda, fuimos todos caminado y cantando por las calles, no como en Colombia donde se grita a pulmón herido insultos al estado, sino cantando como una barra brava muy gaucha temas de dolor, de recuerdo y de repudio, todo ello acompañado de bombos y platillos literalmente, que de tanto repetirlos uno termina aprendiendose, si no es que le pasan cancionero para que se unan todas las voces, en cantos como este:
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Somos los hijos de Guevara
hijos de Chavez y Fidel
luchando por la patria liberada
unidos combatiendo hasta vencer
Porque Chavez no se fue
acá nadie se rindió
patria grande
para la revoluciooooón.
La marcha comenzó a avanzar recorriendo gran parte del centro de la ciudad hasta llegar al monumento a la bandera, pero antes de llegar siempre hay una parada obligada en frente de la catedral emblemática de la iglesia católica, ante la cual no se escuchó silencio como el que ellos tuvieron, sino gritos heridos de"Iglesia basura, vos sos la dictadura, ustedes callaron, cuando se los llevaron", a los oídos sordos de los curas que miraban a la muchedumbre enardecida a través del enrejado.
Se terminó la marcha, sin tanquetas de grupos estatales "antidisturbios" asediando, ni compañeros en la cárcel o desparecidos misteriosamente, pero si con el grito de "ni un sólo genocida por las calles argentinas"; "...como dijo Guevara, donde sea, en cualquier continente, vamos dando batalla por un mundo que sea diferente...que se escuche en nuestra américa este grito: poder para el pueblo, anti imperialismo, patria sin fronteras, por el socialismo"; "y dale alegría alegría a mi corazón, la sangre de los caídos es rebelión, ya vas a ver, las balas que vos tiraste van a volver" y que no falte el tema contra los tombos, o mejor dicho "la yuta":
No te des por vencido
ni aun vencido
no te sientas esclavo
ni aun esclavo
Trémulo de pavor
piénsate bravo y arremete feroz
ya malherido
LUCHA, LUCHA
chac-tu-chac (palmas)
YUTA TRUCHA
chac-tu-chac (palmas)
YUTA TRUCHA Y ASESINA
chac-tu-chac (palmas)
oh oh oh oh oh oh oah
oh oh oh
Lucha y organización!
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