Por algunos ha de ser bien sabido el tormento que me me han generado últimamente las cucarachas, a tal punto que he tenido que huir de ellas, la verdad eso de unirte a tu enemigo cuando no puedes con el es una teoría que se inventó algún loco que nunca había visto una cucaracha en su vida.
Todo comenzó con el empleo que conseguí ahí a la vuelta de la facultad de medicina y del hospital mental, en un barcito donde cada mañana entraba una mujer hobbit a tomarse un café con leche y dos media lunas saladas, no se si esa mujer tenía algunos problemas visuales o si tal vez era adicta al café de ese lugar sin importarle nada, porque la presencia de cucarachas en cada metro cuadrado del lugar era un asunto realmente inocultable.
El hombre que hacía las veces de jefe aunque no pareciera, hacía todo lo posible para que el número de cucarachas mantuviera su constante, lo cual, se constituyó en un enorme problema para mi,y por tanto, me vi avocada a dejar ese empleo que tanto me torturó durante un mes entero que mas bien parecía un siglo en un universo ajeno al mio y a cualquier posible realidad.
Ahora he cambiado de empleo, creo que empiezo a ver la luz, en este lugar aun no he visto cucarachas y el ambiente se torna tranquilo, aunque la verdad, me hace recordar al lugar anterior a causa de la presencia de personajes que se acercan a tomar un café a la tarde provenientes de un hospital neuropsiquiatrico o del geriátrico de la esquina, una completa locura.
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