Resulta que en mi nuevo empleo tenemos un cocinero que es un peso pesado literalmente, de hecho mi teoría es que todos los cocineros son gordos y barbados, pues bien, uno de ellos es mi compañero de trabajo, llega siempre en bicicleta y empieza a contarte historias mientras cocina, recuerdo que hace pocos días llegó con su cámara atiborrada de fotos de la luna, mostrándonoslas cual niño que hizo bien su tarea.

Ahí no se terminaron las sorpresas, resulta que al tipo también le gusta escribir poesía sin influencias, versos desparpajados, términos salidos de su cerebro y no de un diccionario gordo lleno de definiciones aptas para eruditos de esos que usan lentes gruesos y se sientan toda una tarde a leer en algún café de la ciudad.
Al sujeto en cuestión no le basta entonces con ser un cocinero contradictorio, sino que también escribe, lee y hasta interviene artisticamente ropa que diseña con una amiga, pronto les contaré mas detalles de sus hazañas.
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:O
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