miércoles, 6 de noviembre de 2013

No todo en la vida es color de rosa

Ya se que el nombre de esta entrada puede llevar inmersa una contradicción en su más puro estado con el nombre de este blog, pero esa es la vida, esa en la que se pierden los unicornios azules, se roban el mes de abril, le faltan un par de aretes a la luna, se pierden las noches, las balas y un desconocido se va montado en tu bicicleta.

Sólo alcancé a escuchar como se rompía el candado, cuando salí a la puerta, ahí estaba él, llevándose a mi chica, tomándola como yo la tomaba y mirándome con todo el cinismo del mundo, hablé, grité, chiflé y nadie me atendió, sólo quedé allí plantada sobre un banquito con los ojos húmedos y sin un hombro para sollozar,  así que tomé las cosas que me quedaban y me fui a desahogar el llanto que no podía callar por la pérdida de mi compañera de aventuras y seguir sirviendo cafés a señoras hobbitses como si nada hubiera pasado.

Ahora las distancias serán más largas, su campanita de gato no sonará  más en mi oído por las calles de rosario, ni atravesando las vías del tren después de esperar sobre ella al lado de un enorme bus a que pasen más de diez vagones cargados de trigo en las noches, ya no importunaré con mis rizos voladores a alguna amiga osada que maneje mientras yo me voy sentada sobre un cojín improvisado con alguna rompevientos, esa que ya no tendré necesidad de usar porque en los buses el viento no acaricia tu rostro, ni se mete entre tu ropa y te llega hasta tus huesos haciéndote sentir vivo.

Hoy es un día en que el rosa se pinta de gris con un aguacero con sabor a llanto que acrecienta el Paraná y me ubica en el asiento trasero de un autobus con el rostro oculto entre las rodillas.

 

2 comentarios:

. dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
... dijo...

"Y hay días en que somos tan lúgubres, tan lúgubres,
como en las noches lúgubres el llanto del pinar.
El alma gime entonces bajo el dolor del mundo,
y acaso ni Dios mismo nos puede consolar."