La tierra no es redonda ni pareja, no goza de la forma de las naranjas, por el contrario, no es más un desparpajo de plastilina de todos los colores, mezclada y amasada por un alguien de cuatro años en el jardín de infantes; con relieves en algunas partes y con muchos desniveles en otras.
En algunos lugares, el año dura solo un día y cuando para otros es mitad de año, allí recién se está haciendo de noche; también puedes encontrar lugares donde una vez al año no se oculta el sol y otros, donde el gran astro se esconde durante veinticuatro largas horas; hay escritores que nacen en lugares donde la noche dura dos horas y media, lo cual les pone a narrar historias de noches donde no es de noche y de personajes que se encuentran por las calles antes de que el día termine sin que el cielo se haya puesto oscuro.
Existen lugares donde cae nieve durante casi la mitad del año, y en la otra mitad sube tanto la temperatura que la ropa comienza a sobrar; hay otros, en que no cae nieve, pero hace un frío que comienza por partirte la nariz y termina por romperte los huesos uno tras otro cual efecto dominó, y donde en la época de calor no puedes respirar gracias a un fenómeno denominado porcentaje de humedad.
Hay personas que nacen en lugares donde durante todos los días del año hay amaneceres y crepúsculos a horas fijas del reloj, donde no existen los cambios de clima a menos que se viaje de una ciudad a otra, y donde la nieve sólo se ve en las películas o en una montaña muy alta. Ese tipo de personas, es la que termina siendo torturada por el cambio de los días si debido a una extraña razón, se le ocurre quedarse en un lugar donde el extremo sur del planeta se encuentra bastante cerca. En resumen, si te vienes a vivir a Rosario desde Colombia, prepárate para buscarle un sentido a las estaciones, al frío extremo, al calor asfixiante y a saber que lo que mata es la humedad.
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