Cuando alguien llega a un lugar desconocido, al principio, cada cosa que ve le sorprende, se le salen los ojos de sus cuencos, el corazón se le agita de manera permanente, los pies se le van llenando de callos de tanto caminar y revolotear por ahí, su cámara se llena de fotografías, envía mensajes continuamente a la gente que dejó en otros puertos, sus oídos se asimilan a los de un can a un silvido cuando escucha la forma de hablar entre los habitantes de su nueva vecindad, a veces usa mapas que se despliegan del tamaño de un pliego de cartulina de cuatro por cuatro, otras veces le pregunta a la gente que se cruza por la calle cosas extrañas buscando alguna forma que le ayude a orientarse, aprende que algunas palabras cambian de significado según la región, y que para algunos significados hay que usar palabras nunca antes incluidas en su léxico.
Cambia la forma de vestir según la temporada del año, cambia el paisaje, cambia la forma en que salen y se ocultan la luna y el sol, y ni qué decir de la manera que se ven los amaneceres y los crepúsculos en el horizonte; se conocen nuevos amigos, se crean vínculos estrechos con los de aquí y se extraña a los de allá, e irremediablemente se escapan toda suerte de comparaciones entre este lugar y aquel.
Se aprende a conocer a la gente que si bien puede tener puntos comunes, en otros encuentra un abismo inagotable simplemente por no haber nacido entre los mismos cerros; se aprende de la política en los lugares donde la gente no tiene miedo de expresar su opinión aunque el concepto de poder y de gobierno sea similar al de otros lugares; cuando se va al merado hay formas de negociar que varían y la palabra regateo desaparece; al mundo laboral se ingresa con curriculum vitae y no con hoja de vida, te explotan, no saben el significado de seguridad social y te despiden diciéndote fulera.
Mientras todas estas cosas van pasando la vida se te van transformando y lo que antes te sorprendía ahora se convierte en algo cotidiano; ya decía algún sabio que el ser humano es un animal de costumbres, de modo que mientras esa premisa siga siendo verificable, las cosas son y serán más o menos sorprendentes según la cantidad de veces en que las hayas percibido, mientras tanto habrá que intentar redescubrir todo cada día como si fuera la primera...o la última vez.