Este mes han sido bastante escasas las historias por contar de Rosario y sus alrededores, no se volvió a saber nada del inclemente verano, ni se pudo narrar la historia de la sensación térmica 2.0 en versión calor infernal. La razón, muy sencilla, tanto que hasta tiene nombre propio: vacaciones, sí vacaciones, eso fue a lo que me dediqué, cerré bien el altillo, me despedí del río con un chapuzón y de los rosarinos del piso de abajo con un abrazo apapachador.
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En Ollantaytambo (Perú) con mis compañeras de viaje que llegaron desde Colombia. |
El viaje fue con mochila al hombro, un par de provisiones para el camino y la mejor energía del mundo, cada momento estuvo lleno de magia y locura; entre echar dedo, viajar en colectivo, en autos destartalados y otras veces a pie en medio del bloqueo popular en las vías. Y regresé, no como las golondrinas de Gustavo Adolfo, pues no es tiempo de primavera, ni mi altillo tiene balcón, pero llegué cargada de sonrisas y respirando el azul clarito que invade tus pulmones cuando visitas la cordillera de los andes con una buena compañía.
* Para mayor información sobre las vacaciones se le tiene el relato pormenorizado de los casos y chispazos ocurridos aquí:
Primera parte: http://mar-ti-rio.blogspot.com.ar/2014/03/viaje-sin-camara-la-ida.html
Segunda parte: http://mar-ti-rio.blogspot.com.ar/2014/03/viaje-sin-camara-20-el-regreso.html